El ciervo Wapiti es una especie grande, con alzada a la cruz superior a los 140 cm. El macho posee astas ramificadas, apéndices óseos del cráneo, que se desarrollan cada año y cesan después del celo o época de cría. Las astas de crecimiento poseen una amplia vascularización. La tonalidad general del pelaje en este ciervo es pardo rojiza en los meses de primavera y más grisácea en invierno, aunque los ejemplares albinos son relativamente frecuentes. La hembra resulta más pequeñas que el macho.
El ciervo es un animal que vive en los bosques. Las hembras, más sociables viven en manadas capitaneadas por una de ellas. Los machos más solitarios, son polígamos y viven con las hembras sólo durante la semana del celo.
Cuando los machos (poligamos) buscan hembras, agrupan y defienden su harén. La excitación de los contendientes se manifiesta por medio de la berrea (emisión de graves bramidos audibles a muchos kilómetros). Los machos llegan a desafiarse entablando combates rituales enfrentando sus cuernas y empujándose unos a otros. La gestación viene durando unos ocho meses. Las crías al nacer tienen la piel manchada, lo que les permite camuflarse tirandose contra el suelo y permaneciendo inmóviles. Las cuernas están formadas en su mayor parte por calcio y fósforo, generadas gracias a la testosterona y as pierden poco después de la época de celo y las empiezan a regenerar semanas más tarde. La cría nacida (más raramente dos en un mismo parto) es capaz de andar y mamar en su primera hora de vida. La madurez sexual se presenta a los dos o tres años en las hembras, y a los cuatro o cinco los machos. Alrededor de los seis años completarán su desarrollo corporal.
